miércoles, 28 de agosto de 2013

SEP 11, 2001, ELUL 23, 5761 – EL DIA MALO







En el calendario bíblico hoy es Elul 23, 5773. Hace  doce años frente a nuestros vivimos uno de los días más infames que hemos vivido de nuestra historia reciente. Ese día es hoy, ( Agosto 28, 5773). Creo que es importante recordar este día en la perspectiva que se alinea con los eventos históricos considerando el calendario bíblico.  No conozco a nadie que me haya comentado acerca de este evento bajo esa perspectiva pero creo importante, al menos, sembrar esta idea para considerar las fechas bajo este punto de vista.

En septiembre 11 en Nueva York yo estaba encendiendo mi carro para llevar a mis hijos a la escuela cuando en la radio dieron la noticia de lo que pasaba en la ciudad de la Gran Manzana. Regresé a la casa y prendí el televisor y me di cuenta de la atrocidad que ocurría.

Dos semanas previo a este evento, tuve un sueño que definitivamente me llevó a contemplar los tiempos proféticos bajo esta perspectiva. Me encontraba recostado en mi cama el viernes 24 de Agosto del 2001, después de un día largo de trabajo y repentinamente me dormí y soñé.  En mi sueño desperté en la misma posición en la que encontraba. Abrí mis ojos y vi por la ventana y pasar a un individuo que se dirigía hacia la puerta principal de mi casa. Yo esperaba que tocara la puerta o el timbre de la entrada. No sucedió ninguno de los dos pero tocó la puerta de mi dormitorio. Asombrado me volteé y dije: ¿Quién eres?  -He inmediatamente lo reconocí. Era mi hermano quien vivía en Estados Unidos. Lo saludé por su nombre y sorprendido le pregunté qué hacía en mi casa. En mi primera impresión al verle no le reconocí porque había rasurado su cabeza completamente y era primera vez que lo veía asi.

 En ese instante mis hijos me llamaron para comenzar la cena de Shabat.  Le invité a la mesa y cuando llegué  mi familia estaba allí listos para comenzar nuestra cena y dije la siguiente oración: “Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios que nos has guardado ahora que ha comenzado el día malo.”  Otra voz me llamó de nuevo. Esta vez esa voz me despertó del sueño y era mi hijo llamándome a comer al mesa.  Y experimente un De-Ja-Vu. Sucedió exactamente lo mismo que viví en mi sueño, con la excepción que mi hermano no estaba en la escena. 

Comenzamos nuestra cena, mi esposa oró y cuando terminó, yo dije: “Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios que nos has guardado ahora que ha comenzado el día malo.” Me preguntaron por qué había hecho esa oración.  Les respondí que lo había vivido en mi sueño y que tenía que decirlo. Agregué que mi hermano había venido en el sueño y describí su camisa verde olivo con un bolsillo del lado izquierdo y su cabeza toda rasurada. Comenté con mis hijos que el día malo iba a comenzar, pero no tenía idea de qué se trataba ese día infame.


La semana siguiente, mi hermano con quien soñé me llamó por teléfono y me dijo que vendría al día siguiente. En efecto así vino. Cuando llegó y lo saludé me llevé la sorpresa que se había rasurado la cabeza y usaba una camisa verde olivo con un bolsillo del lado izquierdo que había visto en mi seuño. No lo podía creer. De repente reparé en el mensaje del sueño: El día malo iba a comenzar. 
 

En mi corazón me alarmé porque estábamos a tres semanas de la Fiesta de las Trompetas, Rosh Hashana, y pensé en la posibilidad de que ese día se cumpliera la profecía tan esperada por nosotros. El retorno de nuestro Mesías Yeshúa o algún evento catastrófico. Y sentí la urgencia de prepararnos para ese día y me ví imposibilitados de ir con mis hermanos en el extranjero a advertirles. 

Poco después, cuando vi las noticias el 11 de Septiembre comprendí que ese era el comienzo del día malo, y esa era la advertencia del sueño.


Considero que ese día cambió para siempre el curso de la historia. Sus consecuencias nos están arrastrando a nada más que eventos de categoría apocalíptica. Veo el preludio de la posible guerra que se levanta en el Medio Oriente hoy en día y puedo decir sin equivocación que esto no es más que la secuela  de los eventos del 11 de septiembre del 2001. Levanten sus cabezas y estén atento a los tiempos.