Al ver la historia desenvolverse a velocidad rápida, la perspectiva del presente toma una dimensión distinta al momento que vivimos. Nuestro presente se torna lento y da la sensación de normalidad. Pero al ver los sucesos pasar frente a nosotros con tal rapidez, la sensación de destino se aclara en nuestra conciencia. Que Dios bendiga nuestro futuro individual y nos haga instrumentos para afectar a este mundo en una forma positiva a favor de la voluntad Divina entretejida con nuestros actos.
La vida no es larga, es corta y nuestros actos son determinantes para hacer de este mundo un mundo mejor.
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