domingo, 5 de junio de 2011

El Mal nos Invade


He tomado un receso de varios días para meditar en lo que está sucediendo en nuestro entorno y el mundo entero. La idea primordial es que el mal está encima de  nosotros. Esto ocurre en todos los ámbitos, económico, político, inter-relacional, religioso, con nuestros seres queridos, etc. Todo anda mal. Sin embargo, hay una realidad que es angular y no podemos ignorar. Dios está en control. Y hay algo bueno debajo de esta cortina maligna que debemos encontrar para nuestro beneficio.
Aquí es donde surge la incógnita: Si Dios está en control, ¿Por qué el mal nos invade? La respuesta es sencilla: Porque tenemos que cambiar. Si esa claridad de cambiar nos perdemos, inconscientemente le decimos a Dios que no queremos cambiar. Dios no nos ha enviado el mal, nosotros hemos generado ese mal que nos agobia y Dios simplemente espera a que decidamos cambiar para salir de este. Debajo de todo este mal hay una puerta que conduce a la salida de la bendición. Es allí donde se presenta su misericordia en medio de todo este caos. Dios no nos ha abandonado.  Cuando la tragedia y el caos golpean, busquemos esa puerta para encontrar la dirección de Dios. Esa puerta es difícil encontrarla particularmente cuando pensamos que no  merecemos sufrir. Aquí está la sutileza del dilema: ¿A caso nosotros somos la medida óptima del bien?  Dios pretende elevarnos a un nivel de vida diferente donde podemos vivir mejor y contribuir bien a los demás. Lo sutileza arranca cuando nos encajamos en el engaño de que yo soy bueno. Cuando la realidad es que dejo de ser bueno cuando no sigo las instrucciones de Dios. Y cuando nos aferramos a la idea que yo soy bueno y no merezco el mal, me rebelo contra Dios, ya que El está en control de todo, aun del mal que esta sobre mí.
El nivel de tensión que estamos viviendo por causa del caos que hemos generado es elevadísimo. La Biblia dice que si no seguimos Sus instrucciones, la tierra misma nos escupirá. Y  eso es lo que estamos experimentando con los terremotos, tornados, inundaciones, huracanes, sequías, pestes, etc.
Es tiempo de reconocer que hay un ser supremos sobre nosotros que nos está llamando a la cordura y nos está dando la última oportunidad de encontrar la salida por la puerta al mal que nos agobia.
Hay una puerta de esperanza que podemos encontrar. Simplemente hay que clamar a Dios que nos guíe a ella, reconociendo que nosotros nos hemos desviado de sus propósitos y de sus caminos, determinarnos a cambiar siguiendo sus instrucciones que podemos encontrar en la Biblia. Con respeto quiero decir que no estoy invitando a nadie a una iglesia o religión. Simplemente a clamar a Dios en nuestra intimidad y pedirle su ayuda para encontrar la salida.  El guiará…
Mi deseo es que encuentres LA PUERTA, el bien, a Dios y tengas éxito.

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