PARTE 1
Uno de las columnas centrales de la fe, para un discípulo de Yeshúa de Nazaret, es que la salvación viene como un regalo gratuito a través de la muerte y resurrección del Mesías. Para aceptar esta salvación debemos confesar nuestros pecados, confesar nuestra fe en Yeshúa Mesías. Demostramos nuestra fe genuina, caminando una vida de arrepentimiento y de la piedad. Pero ¿qué pasa con la gente de fe que existía antes del Maestro? Obviamente, muchos de los grandes hombres y mujeres de fe en la Tanaj [Antiguo Testamento], en efecto, han obtenido la salvación. El Maestro nos dice que Abraham, Isaac, Jacob y todos estarán presentes en el banquete mesiánico y Moisés y Elías, ambos aparecieron con Yeshúa en el monte de la transfiguración. Entonces, ¿cómo alcanzaron la salvación?
Muchos teólogos cristianos, explican que, antes de Cristo, la gente tenía que ganar la salvación por la observancia perfecta de la Torá y que para que sus pecados fueran perdonados tenían que ofrecer sacrificios de animales en el Templo. Ambas ideas están equivocadas. En este artículo vamos a descubrir que la expiación y la salvación celestial han sido siempre fe en la obra expiatoria de Yeshúa el Mesías.
¿Alcanzamos salvación a través de la perfección?
Muchos piensan que antes de la muerte de Yeshúa el único modo de obtener la salvación era cumpliendo perfectamente los mandamientos de la Torá. El primer problema con esta teoría es que la misma Torá "asumió y proveyó, para los infractores de la ley, el gran sistema de sacrificios que era parte del pacto de la ley." Si la salvación dependía de la perfección, entonces ¿para qué hacer en la ley disposiciones para lidiar con el pecado? ¿No sería que en el momento de la transgresión también hubieran perdido la salvación de todos modos? En cambio, vemos que Hashem sabía que el hombre no podía vivir sin pecar.
Romanos 4 deja claro que la salvación y la justificación en el tiempo de las Escrituras Hebreas [Antiguo Testamento] se basa en la fe y la gracia al igual que en las Escrituras Apostólicas [Nuevo Testamento]. Pablo nos dice: "Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe." (Romanos4:13).
Abraham y todos los demás hombres justos por fe en el Tanaj [Antiguo Testamento] son justificados no por obras sino por gracia. Geoffrey Grogan hace hincapié en llamar a este hecho es atestiguado a lo largo de toda la Biblia:
¿Cuál fue la base del trato de Dios con Israel. Su pueblo, en el Antiguo. Testamento? El A.T. se deja en claro que todo esto era de la gracia. El libro de Deuteronomio sobre todo subraya el hecho de que Dios salvó a la gente a causa de su amor y no por sus méritos.
Como acertadamente señala Grogan, en Deuteronomio está lleno de expresiones de amor y gracia de Dios para el pueblo judío. No hay mejor certificación de que Israel fue escogido por gracia. Dios le dice a Israel que ellos no fueron seleccionados en base a sus méritos, "mas porque el SEÑOR os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres,[Abraham, Isaac y Jacob] el SEÑOR os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto." (Deuteronomio 7:8).
A pesar de conceptos erróneos comunes, a lo largo de las Escrituras Hebreas vemos que está repleta de terminología que describe el amor de Dios y Su gracia inmerecida. Kaiser señala que la palabra ahav, amor, es "bastante frecuente en los primeros testamentos, mientras que no es tan frecuente en las lenguas semíticas afines del antiguo Cercano Oriente".
También encontramos palabras como jen ("gracia".) Que aparecen una y otra vez en el Tanaj para describir el favor inmerecido de Dios hacia su pueblo. Además la palabra jesed ("bondad, la gracia,") aparece en doscientos cuarenta y ocho veces en las Escrituras Hebreas. Todos estos tapizan el Tanaj con el lenguaje de la gracia y amor.
Los israelitas, antes del Mesías, no se basaron en el mérito de sus propias acciones para sar salvos de los peligros del pecado, sino más bien, con confianza y firmeza se basaron en la gracia de Dios para la salvación.
De hecho, la fe de estos devotos se afirma en Hebreos 11, lo que demuestra que su fe los llevó a su recompensa eterna: "Pero como es, que anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos porque les ha preparado una ciudad "(Hebreos 11:16)
Por otro lado, Habacuc hace hincapié en que "el justo vivirá por su fe" (Habacuc 2:4). Este versículo es incluso citado por el Rabino Najman en el Talmud como el único principio de donde todos los mandamientos de la Torá provienen. "Pero fue Habacuc aclaró todo en un solo [principio], como dice, "Pero el justo vivirá por su fe" (b.Makko 24a). La vida de la Torá se destila de una vida de fe.
¿Expiación a través del templo?
Después de haber establecido que la salvación en el periodo del Tanaj fue por la gracia, otra suposición común necesita ser desafiada. Muchos maestros cristianos asumen que Dios aceptó el sacrificio de expiación hasta que el Mesías vino, pero luego, una vez que llegó, el Mesías se convirtió en el sacrificio final de una vez por todas, sustituyendo así los sacrificios del Antiguo Testamanto. Parte de la lógica se deduce que debido a que los sacrificios debían hacerse una y otra vez, era necesario que Dios proveyera una solución más permanente. Necesitábamos un sacrificio expiatorio a perpetuidad que se podía hacer una vez por todas. Este pensamiento hace que la muerte del Mesías sea muy conveniete. Su sacrificio final hace que ya no sea necesario pasar por la molestia de ofrecer sacrificios cada vez que uno peque. Previamente, el pecador tenía que ofrecer un chivo para expiar sus pecados, pero ahora, gracias a Yeshúa, no más cabros que sacrificar por los pecados de la humanidad.
La evidencia de esta posición se encuentra en el hecho de que poco después de la muerte Yeshúa, el Templo fue destruido. Como veremos más adelante esta teoría tiene algunos defectos graves.
¿Cuál fue la base del trato de Dios con Israel. Su pueblo, en el Antiguo. Testamento? El A.T. se deja en claro que todo esto era de la gracia. El libro de Deuteronomio sobre todo subraya el hecho de que Dios salvó a la gente a causa de su amor y no por sus méritos.
Como acertadamente señala Grogan, en Deuteronomio está lleno de expresiones de amor y gracia de Dios para el pueblo judío. No hay mejor certificación de que Israel fue escogido por gracia. Dios le dice a Israel que ellos no fueron seleccionados en base a sus méritos, "mas porque el SEÑOR os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres,[Abraham, Isaac y Jacob] el SEÑOR os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto." (Deuteronomio 7:8).
A pesar de conceptos erróneos comunes, a lo largo de las Escrituras Hebreas vemos que está repleta de terminología que describe el amor de Dios y Su gracia inmerecida. Kaiser señala que la palabra ahav, amor, es "bastante frecuente en los primeros testamentos, mientras que no es tan frecuente en las lenguas semíticas afines del antiguo Cercano Oriente".
También encontramos palabras como jen ("gracia".) Que aparecen una y otra vez en el Tanaj para describir el favor inmerecido de Dios hacia su pueblo. Además la palabra jesed ("bondad, la gracia,") aparece en doscientos cuarenta y ocho veces en las Escrituras Hebreas. Todos estos tapizan el Tanaj con el lenguaje de la gracia y amor.
Los israelitas, antes del Mesías, no se basaron en el mérito de sus propias acciones para sar salvos de los peligros del pecado, sino más bien, con confianza y firmeza se basaron en la gracia de Dios para la salvación.
De hecho, la fe de estos devotos se afirma en Hebreos 11, lo que demuestra que su fe los llevó a su recompensa eterna: "Pero como es, que anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos porque les ha preparado una ciudad "(Hebreos 11:16)
Por otro lado, Habacuc hace hincapié en que "el justo vivirá por su fe" (Habacuc 2:4). Este versículo es incluso citado por el Rabino Najman en el Talmud como el único principio de donde todos los mandamientos de la Torá provienen. "Pero fue Habacuc aclaró todo en un solo [principio], como dice, "Pero el justo vivirá por su fe" (b.Makko 24a). La vida de la Torá se destila de una vida de fe.
¿Expiación a través del templo?
Después de haber establecido que la salvación en el periodo del Tanaj fue por la gracia, otra suposición común necesita ser desafiada. Muchos maestros cristianos asumen que Dios aceptó el sacrificio de expiación hasta que el Mesías vino, pero luego, una vez que llegó, el Mesías se convirtió en el sacrificio final de una vez por todas, sustituyendo así los sacrificios del Antiguo Testamanto. Parte de la lógica se deduce que debido a que los sacrificios debían hacerse una y otra vez, era necesario que Dios proveyera una solución más permanente. Necesitábamos un sacrificio expiatorio a perpetuidad que se podía hacer una vez por todas. Este pensamiento hace que la muerte del Mesías sea muy conveniete. Su sacrificio final hace que ya no sea necesario pasar por la molestia de ofrecer sacrificios cada vez que uno peque. Previamente, el pecador tenía que ofrecer un chivo para expiar sus pecados, pero ahora, gracias a Yeshúa, no más cabros que sacrificar por los pecados de la humanidad.
La evidencia de esta posición se encuentra en el hecho de que poco después de la muerte Yeshúa, el Templo fue destruido. Como veremos más adelante esta teoría tiene algunos defectos graves.
¿Por qué fueron los sacrificios ofrecidos en el primer lugar?
La palabra sacrificio en hebreo es Korban que viene de la raíz Karav, palabra que significa "acercarse". El único propósito del Templo y el sistema de sacrificios era que el creyente puediera acercarse a Dios. La misma Torá nunca avaló atributos de expiación a los pecados intencionales en el sistema de sacrificios. Al estudiar a fondo Levítico encontramos que la mayoría de los sacrificios no tenían nada que ver con la expiación o pecados en absoluto. En cambio, la mayoría se ofrecían en acción de gracias y por gozo ante HaShem por su bondad y misericordia. Pero ¿qué pasa con los sacrificios que se supone que traen la expiación? Para entender estas ofrendas hay que entender el concepto de la expiación. El uso de la palabra expiación (Kaphar) en la Torá ciertamente puede implicar el perdón de los pecados y la remoción de la culpa, pero no se limita a esas instancias. La palabra kaphar puede ser usada para implicar una cubierta protectora, puede ser ofrecida como "rescate" de la vida de alguien. Ambos significados, remoción de pecado y cubierta protectora, se aplican en el contexto ritual del sistema de culto de Israel. La Torá dice que el sacerdocio, y el altar, el mobiliario e incluso el propio Tabernáculo todos en sí mismos requerían de la expiación en el sentido de "cubrir". Todos ellos deben ser cubiertos con el fin de estar en la presencia de Dios. Si no se hubieran cubierto, por ejemplo, no sobrevivirían al encuentro del Espíritu consumidor del Dios Todopoderoso. Lo mismo es cierto para el creyente que busca acercarse a Dios. A pesar de que va en contra del pensamiento occidental, Dios es peligroso y estar cerca de él es estar en peligro. El sistema de sacrificio es un medio por el cual aquellos que desean acercarse a El en su santuario sagrado, puedan hacerlo de manera segura.
El libro de Hebreos afirma en términos inequívocos: "Porque es imposible que la sangre de los toros y machos cabríos quite los pecados "(Hebreos 10:4). De este modo los sacrificios, incluso los de la expiación, nunca trajeron el perdón eterno del pecado. Los sabios de Israel están de acuerdo." Ni el sacrificio por el pecado, ni la ofrenda por culpa del Día de la Expiación pueden traer expiación sin arrepentimiento."
Así que si nunca se llevó real expiación ¿Para qué sirven? Para responder a esta pregunta tenemos que echar un vistazo a Hebreos 9:
Continuará…
Excelente!
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