No es el fin del mundo todavía. Todavía tenemos mucho de qué arrepentirnos. Eso quiere decir hay mucho que hacer y que arreglar y qué componer que es mucho más difícil de ejecutar que esperar que el Todopoderoso nos introduzca en el juicio final.
La misericordia de Dios es tan grande que espera a que nosotros DESPERTEMOS y REACCIONEMOS hacia el propósito de nuestras vidas, el cual es HACER DE ESTE MUNDO UN MUNDO MEJOR contribuyendo con el fruto de nuestro ARREPENTIMIENTO.
Me parece que este es un buen ejemplo de la parábola de las vírgenes insensatas que no tienen aceite en sus lámparas, en el fondo de su corazá, digo corazón, hay miedo. Esa es la fuerza motivadora. Si hubiera ARREPENTIMIENTO sería un cuento muy diferente.
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